A Chelsea Miller
Parece
extraño que el admirador que soy del habitual cómplice creativo de Tim Burton
haya visto recientemente por vez primera, y por fin, la aventura inicial del
Capitán Jack Sparrow, y es un hecho. Pero también lo es que el extraño
--siempre atractivamente extraño-- histrión fílmico consiguió con este
verdadero blockbuster revienta-taquillas, estrenado hace sólo 9 años, desprenderse
para siempre de la etiqueta de bizarro actor de carácter a quien su
incomparable, innegable sex-appeal no terminaba de colocar en la A-list, acaso
una maldición que el renegado ex ídolo adolescente abrazaba como una causa a
punto de perderse. La Academia recompensó a Depp con su primera nominación
(¿!), y es que su interpretación no es sólo la mejor razón del global éxito
comercial de esta aventura fantástica salida de un parque temático Disney, sino
que se trata de una digna criatura --otra más-- en la inquietante galería de personajes de
uno de los actores estelares más personales y provocadores de las últimas
décadas. Como dato curioso, dejo constancia de haber confundido más de una vez
a Sparrow con la Elizabeth de Keira Knightley, siendo la feminidad clave en Depp
uno de los elementos enriquecedores que, cuales doblones áureos del tesoro
maldito de Hernán Cortez, no podían faltar en un pirata
ambiguo y divertido, borrachín y mujeriego, espadachín y fantasmagórico, mortal
y entrañable, y quien (deseo creer) a Stevenson le habría encantado conocer. La
mujer más hermosa que yo conozco ha querido disuadirme de ver las continuaciones
de la movie dirigida por Gore Verbinski; veremos...
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