Producida
por Robert Stigwood y estrenada inmediatamente luego del enorme éxito de
Saturday Night Fever (1977) y de la confirmatoria Grease (estrenada en junio de 1978), esta malhadada cinta acerca
de un supuesto gigoló playero y una mujer de mediana edad en plena crisis
matrimonial es, ahora sí puedo aseverarlo, mejor, bastante mejor que su
reputación unánime de troncho travoltiano --o, de cualquier modo, yo debo de ser la única
persona en el mundo a quien le ha gustado.
Wait a minute...
Moment by Moment, oso decirlo, es mucho mejor
que la homónima película universalmente sepultada que (casi) nadie ha visto. De lo que
se trata, y al parecer (casi) nadie se dio cuenta de esto, es de relajarse y disfrutar de sus dos excluyentes protagonistas --Travolta y Lily
Tomlin, de lejos dos de las estrellas definitorias de los ‘70s-- realizando una
fantasía erótica de sofisticación simple pero cierta. El guión de la directora
Jane Wagner peca de reiterativo, aun de escasa inventiva (y, acaso, de momentos de
humor involuntario: "Oh, Strip!"); no obstante, valga la inimaginativa repetición: el tufo
incestuoso del asunto no es nada comparado con la sucesión de fotogramas que se
regodean de lo lindo (y sin ningún pudor) en la dionisíaca belleza de Johnny y
el delicado atractivo al natural de la actriz de Nashville. OK, soy totalmente
consciente de que ninguna película puede apoyarse al 100% en (el encanto de) sus intérpretes.
Decíamos?
Por
lo demás, la música incidental es decente (y, agradablemente, muy de su época,
como el resto de la cinta), aunque, aparte del privilegio de haber visionado un título tan
recóndito y salido con una impresión minoritaria, digamos favorable, debo admitir --vuelto de mi caprichosa (¿ebria?) subjetividad (travoltista)-- que se trata de un melodrama demasiado
ñoño, sólo trascendido, narrativamente, por la actuación emotiva (Travolta,
sobre todo, brillante como siempre en su mejor época) y una atenta edición a
cargo de La Reine Johnston. 2.5/5
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