miércoles, 17 de junio de 2015

Drew Barrymore en Never Been Kissed (1999)


Una ingeniosa sucesora de Meg Ryan como Julia Roberts jamás lo sería, la nieta de John Barrymore siempre ha brindado un plus de inteligencia y encanto a sus roles, princesas verosímiles que cautivan a los espectadores de ambos géneros con su sencillez, proximidad y probada vulnerabilidad. Tal es el caso de la mítica Josie Geller, heroína de uno de los clásicos más sólidos de la comedia romántica finisecular. Un pie en la realidad y el otro en la magia de la ficción, la historia de una joven editora del Chicago Sun-Times en pos del reportaje espectacular que transforme su carrera sigue las reglas y las convenciones con fidelidad y sin ánimo iconoclasta ni rebelde; en el proceso, así como el patito feo se revela cisne, la reflexión sobre el high school americano se universaliza y alcanza las experiencias más personales y, por tanto, divergentes, sin forzar la risa ni tatuar la lágrima. Josie tuvo una segunda oportunidad y la aprovechó, y Drew, más linda que nunca, la encarnó desde su propio tierno y dolido corazón, haciéndonos dudar acaso de la veracidad del hecho de que una chica así jamás hubiese sido besada.

domingo, 7 de junio de 2015

John Travolta y Lily Tomlin: Moment by Moment (1978)


Producida por Robert Stigwood y estrenada inmediatamente luego del enorme éxito de Saturday Night Fever (1977) y de la confirmatoria Grease (estrenada en junio de 1978), esta malhadada cinta acerca de un supuesto gigoló playero y una mujer de mediana edad en plena crisis matrimonial es, ahora sí puedo aseverarlo, mejor, bastante mejor que su reputación unánime de troncho travoltiano --o, de cualquier modo, yo debo de ser la única persona en el mundo a quien le ha gustado.

Wait a minute...


Moment by Moment, oso decirlo, es mucho mejor que la homónima película universalmente sepultada que (casi) nadie ha visto. De lo que se trata, y al parecer (casi) nadie se dio cuenta de esto, es de relajarse y disfrutar de sus dos excluyentes protagonistas --Travolta y Lily Tomlin, de lejos dos de las estrellas definitorias de los ‘70s-- realizando una fantasía erótica de sofisticación simple pero cierta. El guión de la directora Jane Wagner peca de reiterativo, aun de escasa inventiva (y, acaso, de momentos de humor involuntario: "Oh, Strip!"); no obstante, valga la inimaginativa repetición: el tufo incestuoso del asunto no es nada comparado con la sucesión de fotogramas que se regodean de lo lindo (y sin ningún pudor) en la dionisíaca belleza de Johnny y el delicado atractivo al natural de la actriz de Nashville. OK, soy totalmente consciente de que ninguna película puede apoyarse al 100% en (el encanto de) sus intérpretes.


 Decíamos?


Por lo demás, la música incidental es decente (y, agradablemente, muy de su época, como el resto de la cinta), aunque, aparte del privilegio de haber visionado un título tan recóndito y salido con una impresión minoritaria, digamos favorable, debo admitir --vuelto de mi caprichosa (¿ebria?) subjetividad (travoltista)-- que se trata de un melodrama demasiado ñoño, sólo trascendido, narrativamente, por la actuación emotiva (Travolta, sobre todo, brillante como siempre en su mejor época) y una atenta edición a cargo de La Reine Johnston. 2.5/5