“Luca
Canali": notable tour de force
El estupendo filme criminal del maestro del
género Fernando Di Leo se mantiene justamente como uno de los más clásicos e
influyentes neo-noirs, con un impacto indiscutible en la obra de cineastas de la
posmodernidad tan universales como Quentin Tarantino: no hay más que iniciar el
metraje para conocer inmediatamente a los dos matones (Woody Strode y Henry
Silva) ad portas de un viaje a Italia que el espectador verá reflejado en su
propia experiencia adentro de una narrativa irresistible. Como el insólito
protagonista de esta visceral jornada ejecutada con brío sostenido y vibrantes brochazos
de acción y suspenso, un Mario Adorf (el Luca Canali, insignificante y bravucón
proxeneta milanés, que es a la vez objetivo de los gangsters y víctima de una
confabulación de ribetes finalmente casi cósmicos) de pronto vulnerable y
progresivamente transparente a las más personales emociones de la audiencia, para
la cual se convierte en el centro humano de un vórtice sorpresivamente
kafkiano, realiza (probablemente) la mayor labor dramática --trágica-- de su carrera
histriónica, y sin por ello traicionar un ápice su vulgar, cómica, matizada,
terrestre persona estelar: un estilo usualmente
más bien antagónico, que, así aprovechado por un Di Leo próximo a Leone, paga y
con creces, como el de su compañero Gastone Moschin en la igualmente brillante
(aunque acaso menos admirablemente sencilla, fluida e indignante) Milano calibro 9, estrenada a inicios del mismo año. No se lo pierdan.
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