viernes, 17 de mayo de 2013

Ryan Phillippe en Little Boy Blue (1997)

East of Eden no es...

Una de las películas memorables que vimos en la década del resurgimiento del cine independiente americano fue este drama sureño, sórdido y conmovedor, donde todo es peor de lo que parece y con todo lo último que se pierde es la esperanza. Ryan Phillippe, en su juventud propiamente híbrida entre Brando y Jimmy Dean, es Jimmy West, un adolescente bello como un poema y escindido ante la disyuntiva de un futuro en la universidad y junto a su novia Tracy, o congelado para siempre dentro de la pesadilla familiar. Su padre es John Savage, un veterano de la guerra del Vietnam, quien lo obliga a acostarse con su madre, Nastassja Kinski. Sus pequeños hermanos son lo único que lo retiene en este pequeño pueblo texano olvidado de Dios. Además de Phillippe, el guión y la puesta en escena, el contemplativo montaje, que permite sentir el paso del tiempo y la zozobra del calor, infunde la sensación de peligro inminente por razones que escapan al destino más ordinario en esta profundamente triste y contenida parábola de las miserias humanas.

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