La Doña en su adiós al cine
Aunque en menor escala y con menos
brillo, esta excelente película, dirigida con mano segura por Juan Ibáñez, logra
transmitir el horror cósmico y el delirante desconcierto de la guerra como un
Kurosawa o un Coppola. Su ambigua heroína (entre frágil e indestructible), la
inolvidable María Félix en tremenda última aparición en la pantalla grande, es
Mariana, una hacendada que, durante las acciones culminantes de la Revolución
Mexicana, pierde a su hermano (quien acababa de repartir sus tierras entre el
campesinado) en manos de un traicionero y gamberro general. El guión es
sorprendente e imaginativo, una mezcla inefable y efectiva de ficción histórica
e imaginería surrealista --admirable el encuentro único de un Gabriel Figueroa
tan buñueliano con la diva, a quien había fotografiado hasta ahora para Emilio
Fernández-- en la cual encontramos, además, los demonios personales de la Doña:
la nítidamente incestuosa relación que sostiene con su hermano Manuel es un
reflejo, en este filme constelado por espejos y dobles, de raíces profundamente
biográficas. Sensacional y desbordada, La Generala constituye así la feliz
despedida de uno de los supremos mitos femeninos de la cinematografía
universal. 5/5
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