Los kazanianos Rod Steiger, Martin Balsam y Nehemiah Persoff se reúnen
para narrar una (probablemente la)
épica gangsteril bien conocida por todos. Ampulosa y opulenta, la figura de
quien fuera verdadero alcalde de Chicago durante la Ley Seca ha permeado de
sangre el ecran desde las sesiones que exhibían Scarface (1932). En esta
oportunidad, el ascenso y caída del responsable de que San Valentín aún ofrezca
un significado alternativo para muchos solteros es un docudrama contenido… cuando
Steiger no está en escena. Su interpretación deja sin duda constancia de su (a
estas alturas, reticente) admiración por Brando, pero es ciertamente culpable
de un sutil exceso retórico que, como los más barrocos del primer
Newman o el Dean de los dramas televisados, es más teatral (a lo Tennessee
Williams) que realista, más
egocéntrico que propio, más Actors Studio que Capone, al fin y al cabo --y
menos Brando de lo que el entusiasta espectador mitómano querrá admitir, pese
al nulo glamour del soberbio actor de The Pawnbroker, cuya versión del real capo
di tutti capi por antonomasia (a quien el Padrino despreciaba por vulgar, nada
menos) es el motor que propulsa a esta negrísima biopic.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario