miércoles, 13 de febrero de 2013

Rod Steiger en Al Capone (1959)


Los kazanianos Rod Steiger, Martin Balsam y Nehemiah Persoff se reúnen para narrar una (probablemente la) épica gangsteril bien conocida por todos. Ampulosa y opulenta, la figura de quien fuera verdadero alcalde de Chicago durante la Ley Seca ha permeado de sangre el ecran desde las sesiones que exhibían Scarface (1932). En esta oportunidad, el ascenso y caída del responsable de que San Valentín aún ofrezca un significado alternativo para muchos solteros es un docudrama contenido… cuando Steiger no está en escena. Su interpretación deja sin duda constancia de su (a estas alturas, reticente) admiración por Brando, pero es ciertamente culpable de un sutil exceso retórico que, como los más barrocos del primer Newman o el Dean de los dramas televisados, es más teatral (a lo Tennessee Williams) que realista, más egocéntrico que propio, más Actors Studio que Capone, al fin y al cabo --y menos Brando de lo que el entusiasta espectador mitómano querrá admitir, pese al nulo glamour del soberbio actor de The Pawnbroker, cuya versión del real capo di tutti capi por antonomasia (a quien el Padrino despreciaba por vulgar, nada menos) es el motor que propulsa a esta negrísima biopic.

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