Tomando
como base Abre los ojos (1997), aquel filme tan crípticamente pesadillesco que
Alejandro Amenábar concibió después de su más realistamente escalofriante
Tesis (1996), Cameron Crowe concatenó el rodaje de Almost Famous (2000) con este remake
personal, impregnado de música pop y realidades de juventud vueltas del revés.
Tom Cruise ama a Penélope Cruz, pero nosotros preferimos a Cameron Diaz, quien
en este universo paralelo resulta una mujer postergada y rebosante de mortal
feminidad, cual una justificada mantis religiosa. Al contrario de Penny Lane,
Julie es una groupie que se nutre de un destino fatídico, a una vez ajeno y
propio, y la sensualidad ojiazul de su rubísima intérprete (que aquí alcanza
grados de hervor a través de una intensa labor actoral definitivamente excepcional
en su carrera) talla un erotismo trágico de rara belleza, perfecto trasunto de
un personaje totalmente ligado a las sombras en su origen (recuerden a la
exótica morena Najwa Nimri, vertiginosa como una sima en
Abre los ojos) y que ahora ha aprendido a transitar la engañosa luz que ella
misma proyecta bajo el cielo de Monet que acecha su tormento.
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