Dirigida por el experto Rob Reiner, esta
oportunamente intrigante, hilarante e ingeniosa comedia romántica acerca de los
supuestos modelos reales de The Graduate sirve, entre otras cosas
útiles, para reencontrarnos con una lindísima y especialmente inspirada
Jennifer Aniston, en uno de sus roles más satisfactorios; la circunstancia de
que el tipo de atractiva chica next-door (americana, por supuesto) en medio de
cierta confusión personal sea algo con lo que se la identifica demasiado, no
impide aquí la certeza de un registro interpretativo que se mueve muchas veces con
destreza poco menos que encantatoria a través de los gestos más naturales (no
obstante su relativa artificialeza) y mínimos de escena a escena, de plano a
plano. El excelente guión, aun más que la realización --que inteligentemente recurre
a la cámara en mano, o a una variación sentimental del zoom, haciendo eco de
las técnicas ostentadas por Mike Nichols en el clásico film de 1967--, guía a
los personajes (encarnados por Shirley MacLaine o Kevin Costner) en una jornada suficientemente melodramática y seria a la vez
para que una estrella como Aniston brille igualmente como madura actriz de la inusitada
emoción profunda y de la superficie verbal fabricada con
esmero y verdadero sentido del humor. Charles Webb tiene que estar
orgulloso.
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