sábado, 14 de abril de 2012

Ryan Gosling en Crazy, Stupid, Love.


Cual aquel Tom Cruise de antología que en la coral e inmensa Magnolia interpretaba a Frank T.J. Mackey, agresivo gurú y promotor de la misoginia como filosofía de seducción entre las filas anónimas de sus acólitos, ahora el inolvidable héroe romántico de The Notebook --verdadera oda al amor-- es el pickup artist extraordinaire de una comedia bastante hábil y satisfactoria. Gosling parece haber sido instruido por el mismísimo Ross Jeffries, y su trabajo luce (casi) tan sólido como sus abdominales, con encanto, sentido del humor y sensibilidad inescapables. Irónicamente, el amante de las mujeres que personifica aquí --en notable corolario de un fantástico 2011 para el actor-- no es muy distinto del apasionado Noah que (en el film) se acostaba con su vecina para así consolar su solitaria espera de su alma gemela: su conversión a la monogamia es el lógico y comprensible camino final a elegir después de intentar ligarse a la adorablemente pecosa Emma Stone, quien no se cansa de difundir The Scarlet Letter --leamos a Hawthorne, pues.

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