En 1974, unos desconocidos Stallone y Henry "the Fonz" Winkler aparecieron en esta oscura película de bajísimo presupuesto e igualmente cortas aspiraciones, la cual, no obstante, ejerció un significativo influjo en sus respectivos estrellatos --entonces ya a la vuelta de la esquina-- y goza hoy de cierto culto. Winkler ha dicho en más de una entrevista a lo largo de los años que su popular álter ego televisivo fue modelado a partir del cómico antihéroe creado por Sly en este pequeño título.
Ambos integran una pandilla prototípica:
chaquetas de cuero negro, blue jeans, vaselina,
faltan a clases o se hacen expulsar, roban autos, etcétera. El guión, coescrito
por Stallone, se divide principalmente entre las experiencias de su personaje y
el de Perry King, un actor de carisma muy discutible. Afortunadamente, el
Stanley (inevitable referencia a Brando) que interpreta el futuro Rocky es
capaz de salvar el show. Uno de los
episodios más divertidos es el del anillo que su chica, supuestamente
embarazada, desea que le compre. La secuencia que lo muestra acompañándola en
la joyería es una de las dos mejores en la cinta. La otra es la del
palomar, que funciona como una suerte de entrañable parodia de On the Waterfront.
Esos momentos dejan constancia previa del talentoso escritor de Rocky, y, cómo no, de
una de las presencias más atractivas y menos aprovechadas de la pantalla.
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