sábado, 13 de marzo de 2010

Pam Grier


Quizá demasiado frecuentemente una hábil actriz perdida en un mar de malas películas, tuve la buena suerte de ver a la protagonista de Jackie Brown (1997) por vez primera en Fort Apache the Bronx (1981), aquella cinta policial de Paul Newman en la que el papel de Pam Grier era acaso lo más perturbador: una irredimible criatura de la noche, una pobre mujer por cuyas venas corría sólo droga, un demonio letal que lograba enturbiar y ensuciar la reflexión del espectador más intensamente que la miseria atroz de los guetos.

Inicialmente célebre por su sex-appeal, las blaxploitation que estelarizó incluyen el cine de vampiros --Scream Blacula Scream (1973), una peculiaridad en la que su presencia es poco más que un descarado reclamo-- y el cine de agentes secretos alla 007 --Foxy Brown (1974): lamentable, superficial y grosera incluso para los estándares del entonces nuevo Hollywood afroamericano--. Coffy (1973), a pesar de compartir todas las limitaciones artísticas y hacer las mismas concesiones populares, es otra cosa. Historia de venganza histórica por los generosos destapes de la señorita Grier, es además sorprendente en su austeridad y amargura más o menos soterradas. La dirección del experto Jack Hill equilibra la violencia gráfica, el erotismo flagrante, con cierta elegancia.

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