Hanna (2011) es una controvertida cinta de acción dirigida por Joe Wright, dura como el pedernal y liviana como una pluma a un mismo tiempo, tal y como Atonement (2007) se mostraba ambiciosa y pretenciosa a partes iguales. Sin embargo, esta colaboración entre Wright y la imparable Saoirse Ronan (aquí un personaje ya literalmente alejado de la civilización y sus convenciones) es también bastante más satisfactoria, pese a (o talvez precisamente por) que su contenido es al menos incomparablemente nimio en primer lugar. Realizado con relativa solvencia, el thriller dramático, además poseedor de elementos humorísticos y de ciencia-ficción, tiene un cierto aire a Lola rennt (1998), y puede ser incluido en la nueva ola de producciones que de una u otra manera han sustituido a los cómics con los cuentos de hadas como su influencia principal --aunque Hanna parezca tener sus pequeños y ágiles pies en ambos mundos. El director y su equipo (en el cual destacan The Chemical Brothers, artífices de la oportuna música incidental) proveen a la acaso ya manida y en todo caso formulista historia de una huérfana adolescente con habilidades marciales y facultades sobrehumanas --especie de cruce entre la Mathilda de Léon (1994) y la asesina Nikita (1990), a quienes habría que sumar Bruce Lee y el Rambo de First Blood (1982)-- de una vocación "intelectual" siempre atípica en el género, y una tempranísima tendencia "realista" que llega a extremos innecesarios e incongruentes. Acompañan a Ronan, Eric Bana (en otra buena actuación) como su padre y una adecuada Cate Blanchett como la malvada agente de la CIA que está detrás de su rastro y del misterio de su vida.
martes, 20 de diciembre de 2011
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