sábado, 28 de julio de 2012

Jennifer Aniston en Rumor Has It... (2005)


Dirigida por el experto Rob Reiner, esta oportunamente intrigante, hilarante e ingeniosa comedia romántica acerca de los supuestos modelos reales de The Graduate sirve, entre otras cosas útiles, para reencontrarnos con una lindísima y especialmente inspirada Jennifer Aniston, en uno de sus roles más satisfactorios; la circunstancia de que el tipo de atractiva chica next-door (americana, por supuesto) en medio de cierta confusión personal sea algo con lo que se la identifica demasiado, no impide aquí la certeza de un registro interpretativo que se mueve muchas veces con destreza poco menos que encantatoria a través de los gestos más naturales (no obstante su relativa artificialeza) y mínimos de escena a escena, de plano a plano. El excelente guión, aun más que la realización --que inteligentemente recurre a la cámara en mano, o a una variación sentimental del zoom, haciendo eco de las técnicas ostentadas por Mike Nichols en el clásico film de 1967--, guía a los personajes (encarnados por Shirley MacLaine o Kevin Costner) en una jornada suficientemente melodramática y seria a la vez para que una estrella como Aniston brille igualmente como madura actriz de la inusitada emoción profunda y de la superficie verbal fabricada con esmero y verdadero sentido del humor. Charles Webb tiene que estar orgulloso.

jueves, 12 de julio de 2012

Johnny Depp en Dark Shadows (2012)


Basada en un producto televisivo de culto y filmada en el estilo gótico característico de Tim Burton, deudor de la escuela de lo grotesco y lo arabesco propugnada por Roger Corman y Mario Bava --“style over substance”, han constatado algunos espectadores anglosajones desde las noches escarchadas de Edward Scissorhands--, esta comedia de horror ofrece, en particular, una de las apariciones en el género más logradas de Depp, quien tiene que medirse con expectativas que comprueban su inefable camaleonismo. El vampiro patriarcal Barnabas Collins, un personaje que se ajusta como guante de slasher a la excentricidad aplicada y magistral de Depp, es, de hecho, la sombra tenebrosa más espontánea, menos estudiada, que se cierne sobre una tragedia de amour fou casi paródica y casi siempre al borde del abismo. El montaje de ciertas secuencias (en especial la que da pie a los créditos iniciales) hace de la narración algo hipnóticamente conmovedor, junto con la puesta en escena y el soundtrack, aunque finalmente la historia, cuyos elementos demasiado tópicos pueden tener doble filo, amenaza con diluirse en la memoria como en la oscuridad. Sin embargo, la fuerza de imágenes como la de un palidísimo Depp de orejas puntiagudas y ojeras más agudas todavía, emergiendo de su propio sueño diurno cual Max Schreck, hilarante y rígido, vale el ticket de admisión como mínimo.